Abel tocó con Monstruobot durante dos años, hasta que se desplazó a la isla de Lanzarote. Además de encargarse del diseño del LP, nos acompañó en momentos muy importantes, como la grabación de ese disco en los Estudios Néptar o los conciertos por las islas, Madrid y Suecia. De carácter abierto, analítico y, sobre todo, cálido y receptivo, Abel dotaba de inteligencia a la maquinaria de este monstruo que somos.
Abel Herrera siempre será un Monstruobot.
Un fuerte abrazo, Abel!
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